Diario de una lesbiana poco convencional

Hay una capa nublosa a mi alrededor, oscura, ofuscada. Pero de repente se abre una luz ante mis ojos. Las nubes se disuelven en cuestión de segundos y en medio de lo umbrío se abre la puerta y apareces de imprevisto. Allí estas tu, la que calma todos mis problemas, todas mis inquietudes. Te vas acercando y compruebo que me desnudas con tu mirada . Deseo que te aproximes mas y, sin decirte nada, es lo que haces. En cada paso que realizas, haces estremecer un poro de mi piel. Llegas a mi, me rozas, me acaricias. Me sigues desnudando, esta vez con tus manos. No digo nada, tampoco me dejas porque sellas mis labios con el tacto de los tuyos. Me dejo llevar por ti. Cada vez es menos la ropa que cubre mi piel, ésta recorre un camino alborotado por el suelo hasta llegar a la cama, donde acabamos tu y yo. Allí empieza un ritual del amor, dominado por ti. Nos regocijamos con el placer que sentimos al tener nuestros cuerpos unidos. Me pierdo contigo entre gemidos, pero de golpe se oye un ruido. Algo rompe esa magia que se estaba creando. ¿Que es? ¿Que suena? ¡NO! Abro los ojos... El despertador... Hora de ir a trabajar.
¿Quien no ha tenido sueños eróticos? Miente quien diga que no. ¿Y la rabia que da despertarse en el MOMENTO OPORTUNO? Bueno, siempre queda la realidad.