Diario de una lesbiana poco convencional

¿Quién me iba a decir un año y poco atrás que estaría como estoy ahora? ¿Quién me iba a decir que me sentiría la persona más feliz del mundo? ¿Quién me iba a decir que podría salir del pozo donde estaba metida? Pues la verdad, ni yo misma lo esperaba. Todo lo veía oscuro, perdido, sin escapatoria. Intentaba crearme yo una salida, pero todas eran equivocadas. Intentaba reorganizar mi vida, crear una línea recta, una especie de cuerda a la que agarrarme para continuar adelante, pero siempre había algo que hacía que se rompiera.

He estado mucho tiempo reprimiendo mis sentimientos, escondiendo todo lo que llevaba dentro y esto hizo que acabara con todo, incluso conmigo misma. Hasta que apareciste tu, de repente, sin avisar, sin esperarlo.
¿El destino? Quizás. Es por eso que me alegro de que aquel día no diera media vuelta camino de la estación, por no encontrar el lugar donde había quedado con esa supuesta amiga. Porqué allí apareciste tu. Apoyada en la pared, sin apenas soltar palabra. Tímida, introvertida, aunque por poco tiempo. Y empezaste a llenar mi vida y a darme ganas de seguir adelante.

¿Amor a primera vista? No creía en eso, pero tu me rompiste los esquemas. Con tan solo verte, me di cuenta que eras diferente a las demás. Que tú eras esa persona a la que andaba buscando y creía no iba a encontrar jamás.
¿Me había cerrado las puertas? No lo sé. Pero yo no buscaba rollos de una noche, no buscaba ligues de internet, no quería engañarme a mi misma intentando querer a alguien para olvidar el pasado. Es por eso que me invadía el miedo en mi interior. Temía que si empezaba algo contigo pudiera terminarse. Pero no fue así.

Esta vez he dado con la persona adecuada en el momento oportuno. A pesar de nuestros pasados, de los engaños, de las intromisiones, supimos decir NO y seguir adelante con una relación que ha llegado hasta el día de hoy y seguirá para siempre. Planes de futuro que voy a hacer que se te cumplan. Viajes, vidas en común e incluso, quien sabe, boda.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.
Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.