Diario de una lesbiana poco convencional

Hace meses que deje olvidada la historia de mi vida sentimental, por así llamarla, y creo que ya toca reemprenderla de nuevo desde donde la terminé.
Para quien no recuerde el último capitulo, solo tenéis que buscar en el panel que hay a la derecha de mi blog, y allí encontrareis toda la historia.
Sin mas preámbulos, prosigo con el nuevo capitulo.

Como ya habréis leído anteriormente, en la empresa que estuve trabajando más de cinco años, aparecieron dos personas importantes para mí. Bueno, una fue como una especie de ilusión que no llegó a cumplirse nunca, y más que alguien importante, fue un desengaño. Pero, ¿qué es de la vida sin desengaños?

La segunda persona, fue diferente. Como ya dije, a la que empezó a trabajar con nosotros, en seguida tuve buena relación con ella. Empezamos a entablar una amistad muy intensa y yo, como no, empecé a confundir sentimientos. (Eso no significa que con cada chica que estrecho lazos de amistad, me enamore de ella ¿eh?) Pero con ella era diferente, estaba pendiente de mi, siempre íbamos juntas, e incluso quedábamos, los fines de semana.


Al principio solo eran los sábados y domingos por la mañana, y no todos, ya que tenía noviO y debía repartir el tiempo. Así que me conformaba con eso.
Pero mas adelante, decidimos quedar algún sábado por la tarde al mes, quedándome a dormir en su casa, con sus padres. Así que imaginad, si al principio de conocerla, ya confundía sentimientos, después de un tiempo de ir juntas y ver que estaba tan pendiente de mí, ¿como me podía sentir al verla cambiarse delante mío, sin ningún tipo de pudor? Aunque claro, ella no sabía que yo sentía todo lo que sentía, porque si no, no sé si se hubiera desvestido ante mí.

Yo callaba, ¿qué podía hacer si no? ¿Decirle que cuando la veía, me alteraba todas mis hormonas? No era plan. Además, para variar, tenia miedo de perder su amistad porqué supiera que a mi me gustaba.

El tiempo fue pasando, mejor dicho, los años, y el quedarme a dormir en su casa, se volvió mas habitual. Ella me había confesado que con su novio las cosas no iban demasiado bien. Él solo estaba pendiente de los juegos de rol del ordenador y no pasaba tiempo con ella. Es por eso que mis estancias en “su cama de al lado” eran mas frecuentes.
A mi me iba perfecto. Cuando peor estuviera con el novio, mas tiempo estaba con ella y en su casa. Llamadme egoísta. Pero… ¿Qué hubierais hecho en mi situación?

El hecho de estar tanto a su lado, en cierto modo también me repercutía. Porqué solo tenía tiempo para estar con ella, y me fui olvidando de las amigas que tenía fuera del mundo laboral. Pero a mi eso me daba igual. Mi mundo era y giraba entorno a ella, a pesar de que no tuviera lo que yo andaba buscando, algún tipo de roce, algo más… ¿intenso?
No tenia esperanzas de que eso sucediera, pero la esperanza es lo último que se pierde… ¡y que razón tiene el refrán!

Un día de cada día, en el trabajo, me entregó una notita. De hecho no era la primera que me daba, ya que a veces nos escribíamos cartas por la noche y nos las dábamos al día siguiente. Era como si escribiéramos un diario, explicando nuestros sentimientos y estado de ánimo.
Pero ese día, creo que si me pinchan, no me sacan sangre. Al leer la notita, bueno, la carta, me quedé sin palabras.
¿Qué decía? Pues creo que lo voy a dejar para el próximo capitulo, para no perder la costumbre y haceros sufrir un poquito más... ^_^