Diario de una lesbiana poco convencional

Creo que ya va siendo hora que vuelva a las andadas. Hace demasiado que tengo abandonado el blog y, de rebote, a toda la gente que me lee, que por los comentarios que me habéis ido dejando, veo que es mucha. Gracias.

Hoy he conseguido hacer un hueco en mi tiempo y ponerme a escribir.
Me pasó por la cabeza la idea de cerrar el blog, pero pensé, que algún día tendría algo para contar y no sabría donde hacerlo. Además, a quien contaría todas las “aventuras” que nos pasan con mi novia?

Así que, después de un largo mes de ausencia… HE VUELTO.

Creo que hay pendiente algo para contar, y que probablemente algun@s os preguntareis como nos fue… Si, si, si… Las vacaciones en Formentera. Pues a ello voy.

Como estuvimos una semana y una semana da para mucho… y mas siendo nosotras…Intentaré resumirlo lo máximo posible, para que la gente no se me duerma y colgaré fotos, que creo que es lo que os apetece mas ver… ¡cotillas!

El viaje fue un nido de sorpresas. La primera la tuve en el avión, cuando mi novia me dio un regalo anticipado de cumpleaños. Pasar dos noches en Ibiza. Pero al final las cosas cambiaron y fue una en Ibiza y una en Formentera, ya que vio la cara con la que me quedé, cuando vi que no iríamos todavía a Formentera. Pero al final, todo se arregló.

En Ibiza… que voy a contar, fiesta, fiesta y mas fiesta. Pero nosotras no fuimos a ninguna discoteca, ¿Por qué? Pues no lo sé, quizás porque simplemente no nos apetecía y decidimos ir a una tranquilita, donde ponen música chill-out. ¿Quién no conoce “Café del Mar”?

Y al acabar el día, volvimos a la habitación del hotel, donde ir al baño era realmente un sacrificio… (Por lo mal que olía).

Al día siguiente, al fin! hicimos la maleta para dirigirnos a nuestro destino mas deseado. La maravillosa, estupenda, fantástica, cálida, hermosa, acogedora y me faltarían mas y mas adjetivos, de la isla de Formentera. La verdad es que todo lo que me habían dicho bueno de ella, por supuesto, era real. Solo llegar allí con el ferry (que un poco mas y nos tira al agua de los botes que metía eso), contemplamos las maravillosas playas y acantilados que formaban la isla. Solo teníamos ganas de dejar la maleta en el hostal e ir a pegarnos un chapuzón.

La verdad es que no tengo palabras para describir todas y cada una de las sensaciones que tuve al estar allí.
Alquilamos una moto y, la verdad, es que la amortizamos hasta el último día. Cruzamos la isla de arriba-abajo, izquierda a derecha. Y aun así, quedaron rincones por descubrir.
Calas vírgenes, lugares insospechados, puntas de tierra donde solo llegaban las gaviotas… un sinfín de lugares insólitos, que solo se pueden apreciar, habiendo estado allí. Porqué por más fotos que ponga, o por más que explique, no se puede percibir la sensación que da el estar al borde de un acantilado, o dentro de una cueva, o simplemente, la sensación de poder observar el mar, desde las rocas, por la noche.





A punto de hacer nudismo :D Y en un acantilado, al lado de uno de los conocidos faros de la isla.