Diario de una lesbiana poco convencional

No, si cuando yo digo que en mi trabajo pasan cada día cosas fuera de lo normal, es por algo.
Hoy sin ir mas lejos, ya ha sido el no va mas con un pobre hombre de unos 70 años.
Ha llegado él, todo contento, a pagar una factura (dime a mi, donde esta el motivo de alegría… pero bueno).
En estas que se pone delante del mostrador, lógicamente para ser atendido y como no, mi compañera (la Pils, que creo que ya hablé de ella en el post del hombre…con olores fuertes…) lo ha hecho con su amabilidad correspondiente… una sonrisa forzada después de un laaaaaaaargo día de estrés.
En fin, como Pils no tenia la factura lista, le ha dicho al señor que se sentara un momentito mientras la preparaba, y así lo hecho.

Transcurridos unos minutos (el tiempo escaso necesario para prepararla), Pils se ha levantado sin retirarse del mostrador de recepción y le ha dicho al hombre: ” ¡Perdone, ya esta!” (que por cierto, le ha salido un tono de voz de niña repipi…)

El hombre, estaba aposentado de una manera que parecía la figura del pensador de Rodin (para quien no la conozca, es la de la foto), y Pils al ver que no contestaba, a aprovechado para poner el sello de la empresa a la dichosa factura y en cuanto ha acabado ha vuelto a decir: ”¡Perdone, ya está!” – En ese momento, yo me he percatado de la situación, he mirado al hombre y la cara de Pils al ver que no le respondía, ya que seguía con la misma posturita de pensador… Pils, insistente y por tercera vez: ”¿Perdone?” – Yo ahí ya no sabia donde meterme, porqué mi carcajada ha sido tal, que he tenido que esconderme en los despachos que están en el interior,
mientras que Pils y Rosa, la otra chica de recepción, estaban allí aguantando el tipo como buenamente podían.

La cuestión es que el hombre al estar esos minutillos esperando la factura, se ha quedado traspuesto, en trance, o como se le quiera llamar. Vamos, que si le traemos un sofá, se nos queda sobando todo lo que quedaba de tarde.
Contado así supongo que no tiene la misma gracia que haberlo vivido en directo. Porqué lo bueno ha sido la cara que se le ha quedado a Pils al ver que el hombre se estaba echando una siestecilla.