domingo, noviembre 27, 2005
Lo que no nos pase a nosotras...
Después de casi dos meses de tener las entradas para el concierto de los “triunfitos”... (llamadme frikie), al fin llegó el esperado día. Viernes, a las siete de la tarde, faltaba media hora para salir de trabajar y parecía que no llegaba nunca. Al fin huimos todos después de una larga semana.
Mi novia esperándome en la puerta, eso si, congelada de frío y solo le faltaban las estalactitas colgando de la nariz.
Decidimos llegar al “Palau Sant Jordi”, (lugar donde actuaban), en tren, porqué pensamos que si cogíamos el coche, entre que encontrábamos aparcamiento y las colas que se forman en Barcelona a hora punta, no llegaríamos ni queriendo. Así que dicho y hecho. Teníamos una hora y media, ya que el concierto empezaba a las nueve, para llegar a nuestro destino. Todo nos estaba yendo perfecto, dejamos el coche aparcado detrás de mi casa y desde ahí a la estación de tren había cinco minutos. Cuando llegamos, nos dio tiempo de comernos un bocadillo, mientras esperábamos nuestro tren.
Ya en él solo teníamos ojos para mirar el reloj... 8.25... 8.30... 8.35... ¡Nunca pensé que ese trayecto fuera tan largo! Recuerdo haberlo hecho otras veces y en media hora presentarme en el centro de la ciudad. ¡8.45! ¡Solo teníamos 15 minutos! Pero eso estaba hecho. Cinco minutos de metro y subir hasta el recinto. Bajamos del metro y nos dirigimos hasta las escaleras mecánicas que subían hasta el “Palau”. Pero... ¿mecánicas? Yo entiendo por escaleras mecánicas, aquellas que funcionan solas para evitar el cansancio de las personas que intentan subir. Pero cual fue nuestra sorpresa cuando vimos que... ¡no funcionaban!... Hicimos de tripas corazón y mirándonos con cara descompuesta por lo que se nos se nos venia encima, empezamos a subir... y subir... y subir... y... subir mas... ¡Por dios! ¿Eso no terminaba nunca? Nunca pensé que Montjuic fuera tan alto. Al fin llegamos a la “cumbre”. Ahora solo nos faltaba encontrar el lugar, aunque ya lo teníamos localizado, pero mis rodillas, pies, gemelos... decían que no podían más. Estaba exhausta, me faltaba el aliento y creía que iba a caer en redondo de un momento a otro... todo por no subir en coche, por el dichoso aparcamiento y las colas. Pues ni colas ni nada! Y aparcamientos, por todas partes. Vamos... la próxima vez, si es que la hay, ¡en coche!
Nunca pensé que me alegraría tanto de ver un “palacio de deportes”... Era como si hubiera visto el cielo azul después de una tormenta.
Entramos... y, lógicamente, ya había empezado. Pero nos daba igual, la cuestión es que ya estábamos allí y podíamos contemplar el espectáculo.
Yo, toda emocionada, saqué la cámara de video y empecé a grabar al cantante que en esos momentos estaba actuando. Pero de pronto noté como alguien me golpeaba en el hombro. ¡El que me faltaba! Un “segurata” mirándome con cara de pocos amigos y me dice: “Señorita, no se puede grabar con camara... Si sigue grabando le quitaré la cinta”-
¿La cinta? Señor.. ¡Que vivimos en el siglo 21! ¿Es que no sabe que las cámaras son digitales? ... En fin, el resto del concierto lo inmortalizamos con centenares de fotos. Aunque cuando solo había transcurrido una hora.. ¡Se terminó la batería de la cámara de fotos! Así que el resto, las tuvimos que hacer con la cámara de video, vigilando no ser descubiertas por nuestro “amigo”. En el resto del concierto no hubo ningún percance... Hasta la hora de volver... Pero eso lo dejaremos para mañana...
miércoles, noviembre 23, 2005
Cansada
Estoy harta de que me traten como si no fuera nadie. De que mis esfuerzos por lo que hago se los pasen por el forro y solo tengan ojos para gente que se pasa el día tocándose las narices. Tengo que hacer un cambio radical y preocuparme solo por mí, al menos en lo que a trabajo se refiere. Porqué sé, y por seguro, que nadie velará por mis intereses. Tenerme por compasión no es a lo que aspiro. Y de la manera que me tratan es lo único que veo. Por eso ahora mas que nunca tengo que afrontar lo que sea, aguantar como la que más, a pesar de los golpes que me dé.
Un mes y medio es lo que tengo de tiempo. Tiempo para mandar a la mierda a toda una tribu de hipócritas e interesados que lo único que buscan es aprovecharse de la gente, dándoles poco y esperando mucho a cambio. Año nuevo, vida nueva.
Y respecto a ti, que quieres que te diga...
Para los que me leen habitualmente, la “señorita” anónima (a pesar de saber quien es), volvió de nuevo a la carga.
Cambié lo de los comentarios par que los que no están registrados no pudieran dejar. Pero había mucha gente, a la que gusto, que no podían comentar, por eso volví a ponerlo igual que estaba.
Pero parece ser que la otra “víbora” estaba al acecho para volver a contraatacar.
Mi pregunta es: ¿ que es lo que le he hecho yo para que no pueda dejarme tranquila? Si alguien sabe responderme, que me lo diga. O si no, hazlo tu misma, porqué, que yo sepa, contigo no he tenido apenas contacto. No sabes nada de mi ni yo de ti y, ni ganas.
¿Qué pasa? ¿Qué te gusto? ¿Qué me odias por algo? ¿Qué te aburres? No lo sé, lo que si sé es que no encuentro ningún sentido a tu obsesión por mí y por criticar todo lo que hago o digo. No se como decirte las cosas. Opte por ignorarte, pero aun y así sigues insistiendo. ¿No ves que haces el ridículo? ¿Qué ya cansas?
¿Qué no escribo bien? Vale. Pero he dicho miles de veces que mi vocación no es ser escritora. Escribo para evadirme, para expresar lo que pienso. Si a ti no te gusta mi manera de hacerlo, lo siento, es de la única forma que sé.
No he tenido la suerte de ser tan “perfecta” como tu. Aunque siempre he oído decir que la perfección no existe, así que... deberá ser que telo tienes demasiado creído.
Hay una canción que dice: A quien le importa lo que yo haga, a quien le importa lo que yo diga, yo soy así y así seguiré, NUNCA CAMBIARE...
Una gran canción, o al menos, una gran letra. O... ¿también te resulta morfológicamente incorrecta?
En fin, por mas que diga, seguirás dándome la bara, así que lo único que puedo decirte es, gracias por hacer aumentar mi contador y los comentarios. En cierto modo, si me sigues leyendo, será por algo. Porqué a mí la gente que no me gusta, simplemente no la leo. Aplícate el cuento.
domingo, noviembre 20, 2005
¡Viva las novias!
Pero ha sido diferente, mágico, emotivo. Hemos acudido a la boda de dos chicas lesbianas.
La verdad es que ha sido de lo mas sencillo, pero solo por el hecho de que por fin han podido contraer matrimonio, se ha convertido en un día bien completo.
Ha habido un momento, concretamente cuando la juez les ha preguntado para responder el si quiero, en que me he emocionado, pero como soy orgullosa y no me gusta llorar en público, he podido controlarme y evitar que saltara esa lagrimita que a veces resulta difícil de poder controlar.
Mientras ellas respondían ilusionadas su “Si quiero”, yo, con mi cara emotiva contemplaba a mi novia como iba grabando con su mini cámara, ese momento imborrable para ellas y mientras tanto, iba imaginando esa misma escena siendo nosotras las protagonistas.
Muchas parejas en sus bodas hacen lista de regalos, para así poner mas fácil a la gente lo que se les puede comprar. Pero me pregunto: ¿una boda que es? ¿la unión de dos personas que se quieren? ¿o una manera de conseguir que te amueblen el piso gratis?
Ellas solo han pedido una cosa. Han expuesto una libreta en blanco, para que todos y cada uno de los que han asistido a su unión, dejara un pequeño o gran comentario, (depende de quien se enrolle mas o menos), deseándoles la mas sincera enhorabuena.
Un regalo simple, pero sincero. Ahí se demuestra que no todo son los obsequios materiales en una boda. Y se evidencia de que las lesbianas tenemos sentimientos.
Puede que pasen años hasta que llegue la mía, o quizás meses, eso nunca se sabe. Pero lo que tengo claro es que si tengo que vivir lo mismo que han vivido ellas hoy, quiero que sea junto a ti. Por ti esperaré lo que haga falta.
Porqué por fin todas las familias empiezan a ser iguales
jueves, noviembre 17, 2005
¿La belleza está en el interior?
Un día como otro cualquiera me dio la venada y decidí comprarme una pecera.
Después de varios días teniéndola en el patio de casa, llena de agua para comprobar que no derramaba por ningún lado y, después de estar pensando que clase de peces ponía, decidí, movida por mis impulsos, comprarme dos tortugas, realmente sin tener nada que ver con lo que tenia pensado al principio.
Y debéis pensar, ¿eso que tiene de interesante? Ciertamente, nada. Pero lo bueno no empieza ahí.
Todo empezó el día en el que decidí ir a comprarme las “tortuguitas”. Una tarde de sábado, dijimos con mi novia de ir a Barcelona, concretamente a la rambla, donde se caracteriza por todas las tiendecillas que hay de animalitos varios. La recorrimos de arriba abajo, mirando toda y cada una de esas tiendas. Aunque mas que tiendas se les podría llamar barracas a la atención del publico.
Cuatro trozos de hierro, enlazados entre sí, de tal forma que a la hora de cerrarlos quedaba todo como si fuera una caja de zapatos gigante.
Quizás por eso, el precio de los “bichitos” era mas asequib1e, que el de una tienda especializada y, es por eso que acabamos allí comprando, por la gran diferencia económica que había.
Así que una vez allí empezamos a mirar. Al principio observábamos todas las especies, menos la que a mí me interesaba. Hurones, tortugas de tierra, camaleones, iguanas... de todo. Hasta que al final empezamos la búsqueda de las que iban a ser nuestras nuevas mascotas.
Tienda que íbamos, tienda que preguntábamos el precio. Pero parece ser que todas se habían puesto de acuerdo y ninguna bajaba de los nueve euros. Así que después de mucho recapacitar en si me las compraba, o nos íbamos de fiesta esa noche, opté por “adoptar” a dos nuevas inquilinas para mi acuario.
Acabamos yendo a la tienda que se encontraba al final del todo de la rambla. ¿Por qué? No sé, quizás era para ver si por el camino alguien me hacia una oferta mejor. Pero no pudo ser. Así que llegamos a nuestro destino, me acerqué a la vendedora, a la cual ya le había preguntado el precio en una de nuestras “excursiones fracasadas” para dar con el mas bajo. Me miró con cara incrédula, sospechando de si realmente iba a comprar o no, y hasta que no le confirmé un par de veces mi decisión no se acercó a su macro pecera donde tenia sus cientos de tortugas.
Había de todas clases y tamaños. Miramos a la mujer desde el otro lado del cristal, y después de darles un repaso a todas para ver cual ara la mas espabilada, escogimos dos que no paraban de moverse y levantar la cabeza. Parecía que nos pidieran a gritos que las sacáramos de ahí.
Las puso en una pecerita de plástico con un centímetro de agua y me regaló un bote de comida. – “¡¡Que amable!!” – Pensé.
Recorrimos toda la rambla dirección al coche, esquivando la aglomeración de gente que hay un sábado tarde en Barcelona. Hasta que al fin llegamos a él para regresar a casa.
Una vez allí solo teníamos ojos para ellas, sobretodo mi novia, que a cada movimiento que hacían, me miraba con cara asustada, pensando en si les estaba pasando algo. Pero no, estaban sanas y fuertes, o al menos eso creí cuando las escogimos. Pero cual fue mi sorpresa cuando en uno de esos momentos de observación me di cuenta que a una... le faltaba un trozo de cola!!! Mis ojos no daban crédito. Pero no tuve otra cosa que hacer que resignarme. Lo mejor de todo fue cuando, una vez ya en mi casa habiéndolas colocado en el acuario, con sus piedrecillas, sus trampolines y su agua para que pudieran nadar, me percaté que la otra tenia la patita de detrás un poco rara. La cogí, la miré de cerca y vi que no es que la tuviera rara, es que la tenia deformada!!
Vamos, en resumen, me fui a Barcelona para comprar mas barato, pero por lo que parece me salió el tiro por la culata. Porqué compré barato, si, pero me dieron dos tortugas taradas!
La cuestión es... ¿Será que todos los animales de allí están así? ¿O los venderán mas baratos porqué les faltan “trozos”? Quien sabe. Quizás si vuelvo a ir y le pago la diferencia de lo que me podría haber costado en una tienda, me devuelve el trozo de cola que le falta a una, o me arregla la pata tuerta de la otra. Aunque al final entre prótesis y escayolas me gastaré igual o mas.
Haga lo que haga, ya me da igual, porque taradas o no, no dejan de ser nuestras mascotas.
Y seguramente si me tuviera que comprar otras dos, volvería allí, porqué dicen que la belleza esta en el interior, no?
En fin, miraré dentro de la concha de las mías, a ver si les encuentro la belleza.
A pesar de sus "minusvalias"... ¿A que son monas?
lunes, noviembre 07, 2005
Ser lesbiana
Se nos llama “bolleras”, “tortilleras”, dicen que somos promiscuas, que somos camioneras, que actuamos como hombres, tanto física como psíquicamente, incluso algunas veces nos hacen proposiciones de compartir nuestra pareja para poder hacer un trío. No tenemos bastante en aguantar todo lo que hay que aguantar, sobre poder contraer matrimonio, adoptar etc., que encima tenemos que escuchar día tras día, tonterías y mas tonterías. La última que llegó a mis oídos y, a la cual me refería al principio, es la de: muchas de las lesbianas lo son porque son feas y como no encuentran a un hombre cambian su tendencia sexual.
Vamos.. ¡Lo último que me faltaba por escuchar!
La verdad, yo no me considero miss universo, pero tampoco me rebajo a describirme como una persona fea. Y menos a decir que soy lesbiana porque ningún hombre quiere estar conmigo. Como bien expliqué en la presentación de mi blog: el hecho de ser lesbiana no significa que se deba tener aspecto varonil, ser promiscua y pensar como un hombre.
Mucha gente por desgracia piensa así y creo que en sus mentes retorcidas e insignificantes, no les cabrá nunca la idea de poder imaginar a una chica lesbiana, no “bollera”, sin aspecto de hombre o siendo guapa.
Ser lesbiana no es una moda, ni tampoco una opción que se escoja elegir de la noche a la mañana. Ser lesbiana es mucho mas que eso. Es tener unos sentimientos que muchas de las personas que nos tachan de promiscuas, no saben ni lo que es.
Las lesbianas somos mujeres que aman a otras mujeres. Somos mujeres que se sienten atraídas sexualmente por otras mujeres. Somos mujeres que pueden sentirse vinculadas más estrechamente a las mujeres emocional y espiritualmente. Somos mujeres que prefieren a otras mujeres como pareja.
Las lesbianas pueden ser camioneras, si, pero también médicas, abogadas, obreras de fábrica, agentes de policía, políticas, pastoras, estrellas de cine, artistas, madres, monjas, modelos, novelistas. Hacen de todo lo habido y por haber.
Todas las personas tienen derecho a sentirse bien consigo mismas. Todos somos seres humanos valiosos.
Es difícil que algunas lesbianas a veces se sientan bien consigo mismas porque estamos rodeadas de personas que creen que estamos enfermas, somos pervertidas o estamos destinadas a vivir vidas muy desdichadas.
Pero yo soy de las que pienso: "Soy lesbiana y no hay nada malo en ello".
Es normal y natural ser lesbiana, del mismo modo que para algunas personas es normal y natural ser heterosexual.
Así que dejémonos ya de tantas tonterías y empecemos a pensar con la cabeza.
miércoles, noviembre 02, 2005
Madre no hay mas que una
EVOLUCIÓN.....
A los 4 años: "¡Mi mamá puede hacer cualquier cosa!"
A los 8 años: "¡Mi mamá sabe mucho! ¡Muchísimo!"
A los 12 años: "Mi mamá realmente no lo sabe todo"
A los 14 años: "Naturalmente, mi madre no tiene ni idea sobre esto"
A los 16 años: "¿Mi madre? ¡Pero qué sabrá ella!"
A los 18 años: "¿Esa vieja? ¡Pero si se crió con los dinosaurios!"
A los 25 años: "Bueno, puede que mamá sepa algo del tema.."
A los 35 años: "Antes de decidir, me gustaría saber la opinión de mamá."
A los 45 años: "Seguro que mi madre me puede orientar"
A los 55 años: "Qué hubiera hecho mi madre en mi lugar?"
A los 65 años: "¡Ojalá pudiera hablar de esto con mi mamá!"
La verdad es que, a pesar de que algunas veces las mandariamos a paseo, no puedo imaginarme el no tenerla a mi lado en según que momentos. Pueden estarnos encima, repetirnos las cosas, incluso llegar a irritarnos, pero, ¿qué hariamos sin ellas?
No nos damos cuenta de lo que las llegamos a necesitar, hasta que no están con nosotros y, es entonces, cuando apreciamos todos y cada uno de los consejos que nos han dado a lo largo de nuestra vida. Yo no me puedo quejar. A pesar de ser a veces un poco cascarrabias, la quiero más que a nada en este mundo. A sabido comprenderme en muchas situaciones en las que yo creía que no estaría allí.
Y es que ya lo dice el refrán: "Madre no hay mas que una".